El sueño de comprar un piso era una pesadilla

Un carro y una casa. Es lo que ansían los miles de inmigrantes que llegan a Estados Unidos y también los que desembarcan en países con una auténtica cultura de la propiedad como España. No sólo ellos. También lo desean ciudadanos con bajos ingresos que en los últimos años pudieron acceder a la propiedad gracias a la ingeniería financiera basada en condiciones muy laxas para acceder a una hipoteca. El alquiler quedó en el olvido, sólo para colectivos muy concretos: jóvenes, divorciados o recién llegados, que necesitan una vivienda transitoria. Ahora todo ha cambiado. ¿Tendrá esta crisis como efecto secundario el alza de un parque de vivienda más sano, con más alquiler y pisos públicos?

Fecha: 
21/11/2008