"Puede construir hasta el cielo", dijo un alcalde franquista de Mallorca en los años 50 a un inversor alemán. Así, en muchas partes, debajo del hormigón está la playa, la costa y el mar. Un pionero hotelito -fuera de normativa, de seis plantas y 60 plazas de Mallorca ha desaparecido bajo la piqueta. Un solar de unos 700 metros retornará al dominio público y en él crecerá un mirador marino, unos jardines. La arena regresará a su lugar con las olas. La demarcación de Costas de Baleares del Ministerio de Medio Ambiente ha tutelado durante semanas el derribo de una obra que fue un viejo y consentido abuso en el litoral público de Calvià, el Mar y Pins de Peguera.
El edificio con los cimientos en el agua y la cala incumplía de manera flagrante la Ley de Costas. La operación derribo ha sido asumida por la propiedad antigua y la nueva - internacional- del inmueble y del alto hotel anejo posterior, más moderno, que se pretende renovar. El dossier del caso resume las irregularidades y las autorizaciones "a título de precario, sin plazo limitado", se consignan la existencia de "con fotocopia borrosa" sobre "obras e instalaciones realizadas sin autorización" y finalmente se reiteran las obligaciones de liberar el terreno señalado por el deslinde.
Desde 1944 -fecha de la primera imagen chalet privado que fue el núcleo del hotel- hasta la última, de hoy 4 de febrero de 2011, la secuencia de fotos y datos es un ejemplo de cómo creció una parte del negocio del ocio de sol y playa, una industria de éxito. Un chaletazo, en los años 1960 pasó a ser un hotelito, en los años 75 ya era un hotel de postal de color con otro mayor detrás. Así fueron los inicios del turismo. Durante la Dictadura de Franco el negocio hotelero se extendió y en la zona aumentó el desembarco de contrabando de tabaco y que en los alrededores de Peguera existieron otros negocios sucios de explotación. El poder franquista hizo la vista gorda y consintió los excesos. Ahora la zona marítimo terrestre de la playa de Peguera invadido u ocupadas quedaran liberadas.
El geógrafo y funcionario Celestí Alomar, ex consejero socialista de Turismo de Baleares -el padre de la 'ecotasa' que el PP anuló-, es el jefe de Costas que ejecuta desde hace años la lenta aplicación la eliminación de construcciones ilegales en el litoral balear. Tumbó barracas en la misma playa de Ses Salines de Ibiza y el casón en el centro de Cala Tuent en Mallorca.