La entrada a la casa de Anuar está plagada de cajas de cartón de panadería. Cajas de la panadería que tuvo y ya no tiene. De la panadería por la que se endeudó para escapar de las garras del paro. De la panadería en la que soñó hacer esas delicias libanesas que no prosperaron, las mismas que endulzaron sus días de guerrillero en su país de origen.
Las cajas están apiladas, algunas ya medio llenas, preparadas para recibir los objetos de toda una vida; el miércoles, el banco y un agente judicial se presentarán a las puertas de su domicilio en el madrileño barrio de Tetuán para eso que, paradójicamente, llaman en términos jurídicos el "lanzamiento": para desahuciarle. A sus 55 años, Anuar, casado y con una hija, es uno de los miles de ciudadanos amenazados de desahucio. En los últimos tres años, 250.000 familias han tenido que abandonar su casa.
Pero Anuar no es un amenazado de desahucio cualquiera. Es el primer amenazado de desahucio a cuyo rescate acude Democracia Real Ya (DRY) y, por extensión, el movimiento 15-M. Para cuando lleguen a desalojarle el miércoles 15 a las 10.30 de la mañana, hora prevista para el "lanzamiento", activistas del movimiento prevén ocupar el domicilio, la escalera y el portal de su casa para evitar que lo dejen en la calle. El miércoles es más que posible que se oiga hablar de Anuar en los medios.